
La profunda crisis económica que atravesamos está obligando a los países a realizar profundas reformas. El modelo actual se ha mostrado inviable, ya nadie duda de la necesidad de cambiarlo para garantizar la viabilidad del Estado y para poder ofrecer respuestas a los cinco millones de españoles que hoy no ven ninguna salida. El problema pues no son las reformas, sino el tipo de reformas.