
La salida del Reino Unido de la Unión Europea supone que las compras de productos en el Reino Unido dejan de tener la consideración de operaciones intracomunitarias y pasan a considerarse como importaciones. Y aunque el reciente acuerdo comercial firmado el 24 de diciembre suprime los aranceles entre ambas economías, la importación de productos está sujeta ahora al IVA y a formalidades aduaneras siempre que el valor del bien supere los 22 euros.