Las puertas de la Parroquia de Nuestra Señora de Los Remedios se abrían ante los cientos de ceutíes que se arremolinaban en sus alrededores para romper esa larga espera y volver a disfrutar de esta cofradía y de sus Amantísimos Titulares por las calles.
A las 19.45 horas se abrían las puertas de la Iglesia de Nuestra Señora de Los Remedios, apareciendo la Cruz de Guía que marcaba el inicio de la Estación de Penitencia de esta querida hermandad.
Pocos minutos más tarde, tras el cortejo de nazarenos, aparecía entre aplausos la imagen del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, portado a hombros por hermanos de la hermandad, en un estricto silencio, con el que recorrió todo el itinerario fijado para esta Estación de Penitencia.
Así, tras dos años, se reencontraba esta imagen surgida de las manos de Castillo Lastrucci con los ceutíes. Poco después, y bajo los sones de las partituras interpretadas por una capilla musical, salía la imagen de la dolorosa, de nuestra Señora del Mayor Dolor.
Nada más abandonar la Parroquia de los Remedios, un gran número de promesas se situaron tras las imágenes para acomopañarlas durante la Estación de Penitencia y el procesionar por las calles de la ciudad.
La Hermandad fue abriéndose paso y tras recorrer la calle Real y Camoens, continuaba su procesionar tras la hermandad del Valle que poco minutos antes ya había recorrido el Paseo del Revellín, la Plaza de la Constitución, Víctori Goñalons y Jáudenes para realizar su Estación de Penitencia. La Hermandad conocida como la de Los Remedios se situaba frente a la puerta de San Cristóbal de la Seo Septense en torno a las 20.40 horas para llevar a cabo su Estación de Penitencia, y desde allí entrar en Carrera Oficial a las 20.50 horas, para seguidamente, emprender su camino de regreso hasta recogerse en su templo.