Los dinosaurios representaron un camino intermedio entre los mamíferos de sangre caliente y los reptiles de sangre fría. La mayoría de los dinosaurios eran probablemente mesotérmicos, una estrategia de supervivencia que les garantizaba una fórmula de éxito para un largo reinado en el Mesozoico. Por analogía, existen en nuestros días, los dinosaurios políticos que, a pesar de su edad y discurso cansino, siguen anclados en sus deseos de gobernar y mientras tanto se conforman con migajas, y no dudan para ello en utilizar estrategias, fórmulas y prácticas desesperadas a través de la acción de cacarear discursos y proclamas que, en otras personas podrían sonar hasta bien, pero que realmente ellos ni sienten ni creen.