Dicen los farmacéuticos de la ciudad más chiquitita y marinera del mundo que se están agotando en las
boticas todas las pastillas que se prescriben para recuperar la memoria porque, por lo visto, en el juicio de EMVICESA hay muchos funcionarios que tienen muchas lagunas y recuerdos muy vagos y parcos. Quizás el INGESA pudiera hablar con Marlaska para que los mandos y jefes de los servicios policiales realizaran alguna terapia cognitiva, no vaya a ser que atrapen a un ladrón y después no se acuerden por qué lo han hecho.