El otro día mi tía Anastasia me comentaba que había visto al Chiqui en las puertas del Ayuntamiento y lo
vio muy envejecido y deteriorado; es más, le recordó a su pobre abuelo ya fallecido porque también apreció una cierta dificultad para caminar. Chiqui, hazme caso, jubílate y ya de camino, como es tu vecino, que lo haga contigo “el señor Otilio”.