La reflexión de la semana
Me decías ayer, y sí, es verdad, todo tiene una tendencia natural al equilibrio.
Cuando alguna parte de tu organismo se desestabiliza hay otras partes que se ponen a trabajar para recuperar la homeostasis, es increíble comprobar la capacidad de auto regeneración de nuestros distintos sistemas, y es una pena ver como muchas veces no damos tiempo a esa regeneración, e incluso bombardeamos dichos procesos.
De igual manera, cuando otras áreas de tu vida se mueven y continuamente te rodea el movimiento, se mantiene esa inercia de re-armonización, en la que tú no puedes ser un sujeto pasivo.
Tampoco irte al otro extremo y entrar en una especie de locura por el equilibrio, como la búsqueda del Santo Grial, que te lleva en la mayoría de los casos a un desequilibrio mayor, pero sí "amigarte" con el movimiento.
Desde la serenidad y la aceptación, desde el auto reconocimiento y el auto cuidado, pero sobre todo desde la curiosidad por el aprendizaje y el disfrute por la vida, los momentos y las experiencias.
Otra lectura te lleva a trabajar desde el esfuerzo, el sacrificio y el tesón, y a veces estos tres elementos eligen como compañero de viaje al sufrimiento.
Y seguramente no se trate de huir del sufrimiento, pero también seguramente la clave no esté en buscarlo o incluirlo sí o sí.
Desde la confianza en esas fuerzas naturales de auto equilibrio, desde la apertura a los distintos momentos que la vida te regala, desde la curiosidad por el aprendizaje, desde el juego y la travesura, desde la acción que te lleva en la dirección que eliges, quizá puedas encontrar ese espacio que se encuentra entre el papel de observador y el director de tu propia película.
Tal vez haya tormentas, puede que a veces tempestades, incluso huracanes, pero ya sabes lo que dicen, después de la tempestad siempre llega la calma.
Puedes convertirte en "perseguidor de tormentas", puedes quejarte del mal tiempo permanente, o puedes mirar al cielo para saber si hoy sale el sol y lo disfrutas o si puede que llueva y necesites chubasquero.
Y, ¿sabes una cosa?: es verdad, al final siempre todo se recoloca. El resto, una vez más, forma parte de tu elección.