
En estos días hemos estado celebrando el día internacional del Yoga, festejando, difundiendo y buceando en el maravilloso mundo de Yoga, y en un momento, mirando la imagen global de todo lo vivido y compartido, me planteo varias preguntas.
En estos días hemos estado celebrando el día internacional del Yoga, festejando, difundiendo y buceando en el maravilloso mundo de Yoga, y en un momento, mirando la imagen global de todo lo vivido y compartido, me planteo varias preguntas.
¿A que lo has pensado alguna vez?
Y eso siendo amable, que a veces el adjetivo que le acompaña es bastante más heavy.
Sí, date vidilla, porque estoy firmemente convencida de que no estamos aquí para sufrir.
¿Por qué intentas cambiarte si todavía no has llegado a conocerte?
Cuando empecé a dar mis primeros pasos en el mundo del Coaching, me llamó la atención una expresión “preguntas poderosas” y, si te soy sincera, no resonaba demasiado con el concepto; es más, me chirriaba un poco.
Estaba dándole vueltas a la palabra y buscando las diferentes definiciones, y pensaba dejar aparte las referentes al plano sentimental, pero me acabo de dar cuenta de que no, no quiero dejar aparte ninguna.
Ayer volvía a una de mis reflexiones de esas que me llevan a rumiar mi realidad y me ayudan a recolocar lo que elija en cada momento ¿por qué hago lo que hago?
¿Y si todo fuera más sencillo?
¿Y si todas las herramientas, técnicas, recursos que vas incorporando, no fueran sino medios para llegar al fin de redescubrirte?