Lo único que tengo claro en lo referente al problema suscitado en Canarias con el petróleo es que se trata de una disputa política, ajena a los intereses de los ciudadanos, del Turismo y de nuestra naturaleza.
Y más próxima, quizá, a otros intereses más concretos. Comprendo que en Baleares se nieguen a su extracción porque no existe otro país que pueda extraerlo y causar el posible daño que se pretende evitar. Se entiende. Pero aquí, el Gobierno canario no puede decir lo mismo y frenar la argumentación en ese punto sin continuar con la exposición e información al pueblo de que el daño sigue existiendo desde que Marruecos decidió extraer el crudo ante la negativa de Canarias. Siguen ocultos los verdaderos intereses contra el petróleo en Canarias. No se les oye decir una sola palabra sobre el posible daño que va a causar Marruecos, ni han puesto tan grave asunto sobre una mesa de negociación con el País vecino que, de no prosperar, termine en acciones internacionales que frenen a Marruecos en defensa de nuestros derechos; pero, nada, ni una sola palabra. La responsable y razonable inquietud del pueblo tendría respuesta con estas acciones del Gobierno. No se puede olvidar que los daños que ocasionen mañana los vertidos por culpa de Marruecos serán los mismos que si sacamos nosotros el crudo, pero con peores consecuencias, ya que la rapidez e interés por reparar nosotros nuestros propios daños serán mayores que los que demuestre Marruecos. Es lógico ¿Cual es la razón por la que el Gobierno canario, cuando se muestra en contra del petróleo, no continúa siempre, como parte inseparable y seguida al argumento, hablando en informando a la sociedad canaria sobre este peligro incuestionable que supone Marruecos? Estas situaciones y conflictos se discuten y resuelven siempre a través de convenios bilaterales en las altas esferas políticas; aunque, a veces, también se resuelven en las más bajas y oscuras esferas sociales ¿En dónde estamos?