Definitivamente, el PP está completamente desquiciado. La valoración que ha hecho el Gobierno de la Ciudad sobre la visita del Ministro de Educación, es un claro ejemplo de un partido que ya no tiene nada que ofrecer a la ciudadanía, incapaz de defender con argumentos sus posiciones políticas; y una demostración papable de una forma de hacer política repúgnate: La mentira como norma, la infamia frente al debate y la calumnia como herramienta.
Todo lo que ha dicho el PP en su rueda de prensa es, sencillamente, mentira. Los ciudadanos que manifestaron su protesta al señor Wert, todos, fueron educados y comedidos. En ningún momento se oyeron la expresiones que pretende utilizar el PP (sabiendo que miente) para desacreditar a quienes defienden la escuela pública y reclaman un sistema educativo digno para nuestra Ciudad.
Allí estaba Caballas, como uno más, expresando su disconformidad con la gestión del ministerio, entre otros motivos, porque no lo pudo hacer de otra manera. El PP debería responder por qué el Ministro no quiso hablar ni con profesores, ni con padres de alumnos, ni con los partidos de la oposición. La infamia del PP sólo tiene por objeto desviar la atención de la opinión pública del auténtico problema que es la situación de la educación en nuestra Ciudad. La insuficiencia de las plantillas, la ratios escandalosas (las aulas de infantil de tres años tendrán treinta alumnos este curso), la nula inversión en construcciones escolares (dice el Ministro que a lo mejor con los fondos Feder, para 2020...), se recortan las becas (le han negado a beca a300 alumnos que cumplían los requisitos).
Lo único que ha hecho el Ministro es firmar dos convenios que llevan funcionando en la Ciudad desde el año 2.000. Pura propaganda. En educación, el PP se reduce al triste binomio Mentira-propaganda.
Las apelaciones a la ejemplaridad, que ha hecho el PP en su rueda de prensa, resultan delirantes. El PP, el partido corrupto por antonomasia, se permite el lujo, en su habitual ejercicio de cinismo, de calificar el comportamiento de los demás. Patético.
