Más de 53.000 inmigrantes entraron de manera irregular en España hasta el pasado 30 de octubre, lo que supone un incremento del 153 % respecto al mismo periodo de 2017, y la gran mayoría llegaron en pequeñas embarcaciones (pateras), en concreto 47.684, tres veces más que en ese año.
Según los últimos datos publicados por el Ministerio del Interior español, en los diez primeros meses del año fueron interceptadas 1.775 embarcaciones, un 88,6 % más que en 2017, cuando fueron 941.
El grueso de inmigrantes que llegaron por vía marítima (45.541) recalaron en las costas peninsulares y del archipiélago mediterráneo de Baleares; otros 1.215 alcanzaron las islas Canarias, en el océano Atlántico; 572 entraron por la ciudad de Melilla; y 356, por la Ceuta.
Otras 5.698 personas accedieron por los puestos fronterizos de esas dos ciudades españolas con Marruecos: 3.973 por Melilla (un 19 % más) y 1.725 por Ceuta, un 6,8 % menos.
Con todo, estas cifras siguen alejadas de las históricas alcanzadas en 2006, en la denominada "crisis de los cayucos", cuando entraron sólo por la región de Canarias (Atlántico) casi 32.000 personas.