Y mira que desarrollamos una habilidad especial a la hora de complicarla.
Y mira que nos perdemos y gastamos tiempo y energía en una cantidad ilimitada de gilipolleces que, a veces, nos despistan y nos alejan de lo que es realmente importante.
Es verdad que cada persona tiene su propia visión de la realidad y que, dentro de esas múltiples visiones, cada cual tiene su propia escala de prioridades y lo que para mí es importante para ti puede ser una tontería, y aún así, creo que casi todos podemos coincidir en que la vida es un regalo.
Y es un regalo precioso.
Es una energía especial.
Y cuando sientes esa energía vinculada al momento en el que un nuevo ser humano llega a este mundo, se convierte automáticamente en un regalo envuelto en la energía del amor incondicional.
Cuando eres testigo de ese vínculo mágico madre/hijo, de esa burbuja de amor auténtico y profundo, vuelves a conectar con experiencias chulas.
Esas experiencias son las que te recolocan, las que vuelven a poner en orden las cosas a las que dedicamos nuestro tiempo y nuestra atención.
Son las que te hacen sonreír, respirar y sentir, desde lo más profundo de tu corazón, que la vida es un regalo y que tenemos la suerte de estar aquí, para jugar, sentir, vivir y disfrutar de experiencias que te llenan el alma.
Edith Rivas
#unamiradaabierta
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