Un grupo de vecinos está recogiendo firmas para abrir las comisarías del Príncipe y Los Rosales y, aunque es lícita esta petición, tienen equivocado el objetivo, ya que aquí no se trata de instalar una, dos o tres comisarías en estas barriadas, sino invertir en un modelo para la formación y la vida laboral para jóvenes sin estudios.
Por todos es conocido que un amplio porcentaje de los jóvenes que terminan metidos en el mundo de la delincuencia y las drogas son precisamente esos que no tienen una formación y que por consiguiente no entran en el mercado laboral.
Una posible medida sería la creación o confección de un plan de empleo de prácticas y de formación en empresas de la ciudad, a través del cual se saquen de las calles a miles de jóvenes, ofreciéndoles un futuro lejos de la delincuencia.
Pero lo importante es que las autoridades competentes quieran realmente coger el toro por los cuernos y empezar a trabajar para erradicar el paro y la delincuencia.
En este sentido de nada vale que la Ciudad vaya por un lado y la Delegación por otro, sino que deben aunar esfuerzos y elaborar un plan de trabajo con el que comenzar a desarrollar y poner en marchas medidas que vayan destinadas y enfocadas a luchar contra la delincuencia a través de la formación de los jóvenes.