
Pues nada, España ya está de vacaciones tras un partido infumable, horrible, sin tensión... Hablo del lado español, porque Italia se comió el balón e hizo uno de los mejores partidos que quizás se recuerden en los últimos años. Al menos en la primera parte, donde lejos de su juego rocoso y el autobús de once plazas, manejó a España como quiso y perdonó una y otra vez, entre otras cosas por la gran tarde del guardameta, De Gea.