El próximo día dos de septiembre volveremos a celebrar el "Día de Ceuta". Se trata de una fecha simbólica, llamada a estar cargada de significado para los ceutíes que, sin embargo, el Gobierno se ha empeñado en desnaturalizar convirtiéndola en el "Día del Gobierno". Todos los actos, incluido el tradicional discurso del Presidente, están concebidos como una apología del Gobierno. De este modo, la institución, en lugar de actuar como dinamizador de la participación ciudadana para cohesionar a nuestro pueblo, se ha ido aislando progresivamente en su propio "bunker" distanciándose por completo del sentimiento popular que se siente al margen de la efemérides.
Para Caballas esta obsesión de identificar la Ciudad con el Gobierno supone un error histórico de enormes proporciones. Nuestra Ciudad se enfrenta a un cúmulo de desafíos de gran envergadura que requieren, como requisito imprescindible, la unidad de todos los ceutíes. Una sociedad disgregadas, dividida y sin objetivos comunes, es imposible que aborde con alguna garantía de éxito problemas estructurales de la magnitud de nuestro correcto encaje en el estado de las autonomía y la Unión Europea; la implantación de un modelo económico alternativo (generador de empleo y riqueza); el clima de inseguridad ciudadana; la construcción de una comunidad intercultural; la corrección de las abismales desigualdades; o la superación de los déficit en materia educativa.
Ceuta no atraviesa por un buen momento. Son muchas las dificultades y muy pocos los aliados para librar esta batalla. Por ello es preciso que todos los partidos políticos y agentes sociales, y en especial el Gobierno como máximo responsable, hagamos un generoso esfuerzo para orillar los intereses particulares y definir con claridad un espacio de confluencia en torno a los objetivos esenciales de Ceuta que trascienden ideologías, partidos e incluso generaciones.
La celebración del Día de Ceuta podría ser una magnífica oportunidad para hacer visible esa voluntad de unidad, y apelar, desde la fuerza representativa de la institución, a la adhesión de todos los ciudadanos a esa causa común que deber ser "Construir entre todos la Ceuta del futuro".
Para ello, y atendiendo al escaso margen de tiempo disponible, le insto a que se replantee el formato de celebración tradicional del Día de Ceuta y que, desde el consenso político y social, se transforme en una exaltación del sentimiento de ser ceutí, en el que tengan cabida todos y cada uno de los ceutíes, sin excepción.